La conjuntivitis es un síntoma que puede parecer simple, pero en el fondo tiene una profundidad emocional que vale la pena analizar. Desde la perspectiva de la Nueva Medicina Germánica y la biodescodificación, se podría decir que la conjuntivitis es una señal de que estamos lidiando con conflictos emocionales relacionados con el aspecto de la vista y cómo percibimos nuestro entorno.
Biológicamente, el ojo es un órgano que nos conecta con el mundo y refleja cómo vemos nuestras relaciones y situaciones. Entonces, cuando hay una inflamación o irritación, puede que haya algo en nuestra vida que nos está molestando, algo que no queremos ver o aceptar. Esto podría estar vinculado a situaciones donde sentimos que no estamos siendo vistos o escuchados, o donde hay conflictos de comunicación que no nos permiten expresar nuestro mundo interno.
Desde el punto de vista emocional, las personas que padecen conjuntivitis a menudo están sintiendo frustración o desilusión. Tal vez se sienten heridas por algo o alguien, y estas emociones se manifiestan físicamente en forma de esta inflamación. Es un grito de ayuda de nuestro cuerpo para que podamos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo y no estamos procesando. Puede ser que estés viviendo una situación de duelo, decepción o complicaciones en relaciones interpersonales.
Ahora, ¿cómo podemos actuar ante esto? Lo primero que te invito a hacer es reflexionar sobre tus emociones y las situaciones que podrían estar provocando este síntoma. Pregúntate: ¿hay algo en mi vida que no quiero ver? ¿Qué situaciones me generan frustración o tristeza? Dedicarte a investigar estas cuestiones puede ser un primer paso para liberar el conflicto detrás de la conjuntivitis.
Un ejercicio que puede ser muy útil en este proceso es la práctica del Ho’oponopono, que te ayudará a soltar y liberar esos sentimientos anclados. Repetí que lo siento, perdón, te amo, gracias. Puedes hacerlo en voz alta o en meditación, visualizando cómo esos sentimientos de dolor y molestia se disipan al pronunciar estas palabras de perdón y amor.
Además, te propongo un ejercicio de mindfulness que consiste en cerrar los ojos y centrarte en tu respiración. Luego, mientras inhalás, pensá en las emociones que te están afectando, y al exhalar, imaginate soltando ese peso. Repetí esto varias veces, permitiendo que cada exhalación se lleve un poco más de esa carga. Con cada ciclo, sentite más ligero y más en contacto con tus emociones sin juicio.
Al final del día, sugiero que lleves un diario emotivo donde anotes tus sentimientos, reflexiones sobre tus conflictos y todo lo que vayas haciendo. Esto te permitirá tener una visión clara de tu proceso interno y cómo evoluciona tu salud emocional.
Es fundamental recordar que tus síntomas no son enemigos, sino aliados que buscan ayudarte a entender y sanar. Lo más importante es tomar acción con amor y con la intención de sanar en todos los niveles: físico, emocional y espiritual.
Espero que esta información te sirva y te ayude a conectar con tu propio proceso. No dudes en compartir este artículo con quien creas que le pueda beneficiar y seguinos en las redes como @bioakasha_ok. ¡Un abrazo!