Cuando hablamos de alergias, lo primero que surge es una serie de reacciones que pueden resultar muy molestas y, en ocasiones, hasta peligrosas. Pero, desde el enfoque de la Biodescodificación y la Nueva Medicina Germánica, podemos ver que hay un sentido más profundo detrás de estos síntomas.
Las alergias son en realidad respuestas del cuerpo a un «agresor», que en muchos casos no son más que «pistas» sensoriales que el cuerpo asocia con experiencias emocionales pasadas. Muchas veces, cuando alguien empieza a toser o estornudar en presencia de un alérgeno, no es solo una reacción física. A menudo, hay un conflicto emocional subyacente que se manifiesta a través de esta reacción.
Desde esta mirada, cada alergia tiene su historia. Por ejemplo, si una persona tiene alergia al moho, puede que haya vivido una experiencia muy negativa, como un conflicto en un lugar donde imperaba una sensación desagradable. Por eso, ante la presencia de ese moho, el cuerpo se activa como un mecanismo de defensa, recordándole esa experiencia no resuelta.
Además, a menudo las alergias también pueden estar relacionadas con situaciones de desvalorización o sentimientos de falta de control. Por ejemplo, un niño que nace con alergia a ciertos alimentos podría estar resonando con emociones de la madre durante el embarazo, donde quizás vivió momentos de estrés o inseguridad.
Para trabajar en estos conflictos emocionales y empezar a mitigar los síntomas, es fundamental realizar un proceso de autoindagación. Reflexioná sobre las situaciones en tu vida que podrían estar conectadas con esos síntomas: ¿hubo algún momento crítico donde sentiste que no podías defenderte? ¿Sientes que hay algo en tu entorno que te resulta incómodo o amenazante?
Un ejercicio que recomiendo es uno de PNL en el que puedas conectar con ese síntoma. Primero, identificá el lugar en tu cuerpo donde sientas la alergia. Cerrá los ojos e imagina que podés hablarle a ese lugar. Preguntale qué quiere comunicarte. A veces, el ejercicio simple de hacerle preguntas puede ayudarte a descubrir algún conflicto oculto.
Luego, podés incorporar el ho’oponopono en este ejercicio. Repetí en voz baja o en tu mente: «Lo siento, perdoname, te amo, gracias». Este mantra es poderoso para soltar cargas emocionales que muchas veces estamos llevando sin ser conscientes.
Por último, recordá siempre compartir tus experiencias, ya que hablar de lo que sentimos también ayuda a sanar. Si conocés a alguien que pueda beneficiarse de esta información, no dudes en compartirlo. ¡Sigamos juntos en este camino de conciencia y sanación! Pueden seguirnos en nuestras redes como @bioakasha_ok.