La migraña es un síntoma que puede resultar bastante desconcertante y doloroso. Desde la perspectiva de la biodescodificación y la Nueva Medicina Germánica, podríamos entenderla como un «programa de supervivencia». Pero, ¿qué significa esto realmente?
Cuando hablamos de migrañas, estamos ante un síntoma que puede tener raíces emocionales profundas. A menudo se relaciona con conflictos internos que no hemos podido resolver. La cabeza simboliza pensamiento, juicio y toma de decisiones. Entonces, en términos simples, una migraña podría estar diciéndonos que hay algo en nuestra vida que estamos tratando de «pensar» o «juzgar» de una manera que nos provoca dolor.
Una de las causas emocionales que puede haber detrás de la migraña tiene que ver con la sensación de sentirse abrumado o incapaz de manejar ciertas situaciones. Muchas veces, aquellos que sufren de migraña pueden experimentar ansiedad ante la presión de la vida diaria, conflictos interpersonales o expectativas que sienten que deben cumplir. Al final del día, estas tensiones se «instalan» en el cuerpo, manifestándose como dolor de cabeza.
Además, desde el punto de vista biológico, la migraña puede interpretarse como una reacción de defensa. Ante un conflicto que se vuelve demasiado intenso, el cerebro podría «desconectar» temporalmente esa parte que está sufriendo, manifestando este dolor de cabeza como una señal de que necesitamos atención, descanso o un cambio.
Para mitigar y trabajar en el ámbito emocional tomando como guía la biodescodificación, es clave ir hacia adentro y reflexionar sobre estos conflictos: ¿Qué situaciones te generan estrés? ¿Qué pensamientos o creencias te están limitando? Te invito a hacer una autoindagación. Podés preguntarte: ¿Qué es lo que realmente me molesta? ¿Hay una situación o persona que me causa este malestar?
Una técnica que te puede ayudar es el ho’oponopono, que es un proceso de limpieza de memorias. Recordá la frase: «Lo siento, perdoname, te amo, gracias». Podés repeti la frase varias veces mientras te enfocas en la zona donde sentís la migraña. Esto no solo ayudará a liberar tensiones, sino que también te brindará un espacio de sanación emocional.
Otro ejercicio práctico que podés implementar es el siguiente: siéntate en un lugar cómodo y cierra los ojos. Lleva tu atención a la cabeza y permite que esa sensación de dolor se exprese. Preguntale a tu migraña: «¿Qué mensaje me traés?» Escuchá, aunque sea un susurro. Puede que lo que sientas no tenga forma ni voz, pero hay algo que puede continuar revelándote el porqué está ahí.
A medida que vayas reconociendo esos pensamientos y emociones, el dolor va a ir cediendo. Recordá que los síntomas están ahí para enseñarnos y guiarnos hacia un camino de sanación. Dale la bienvenida a esos mensajes, porque traen oportunidades de crecimiento.
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¡Un abrazo grande y mucha luz en su proceso de sanación!