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El sentido de tus sintomas: Estrés

El estrés es un tema que todos conocemos, pero a veces olvidamos explorar a fondo. Cuando hablamos de estrés, no solo nos referimos a esa sensación de tener mil cosas en la cabeza o a la presión de cumplir con deadlines inminentes. Vamos a entenderlo un poco más desde la perspectiva de la Biodescodificación y la Nueva Medicina Germánica.

En términos sencillos, el estrés es una reacción fisiológica de nuestro cuerpo, un mecanismo de alerta que se activa cuando nos enfrentamos a situaciones percibidas como amenazantes o que requieren un esfuerzo adicional. Esto no es necesariamente malo. En pequeñas dosis, el estrés puede ser útil, empujándonos a actuar, a resolver problemas. Pero cuando se convierte en algo crónico, ahí comienza a pesar sobre nuestra salud física y emocional.

Desde la perspectiva de la Nueva Medicina Germánica, el estrés tiene un sentido biológico. Nuestro organismo, al activarse ante el estrés, intenta protegernos y ayudarnos a sobrevivir ante un conflicto emocional que, muchas veces, no tiene una salida clara. Esta activación crea una especie de estado de lucha, huida o incluso congelamiento, donde el cuerpo gasta energía para mantenernos alerta ante lo que consideramos una amenaza. Este proceso puede resultar en síntomas físicos si no gestionamos adecuadamente las emociones subyacentes.

Los conflictos que viven en nuestra mente impactan directamente en nuestro cuerpo. Por ejemplo, un estrés prolongado puede llevar a afecciones como gastritis, contracturas musculares, o incluso problemas cardíacos. Estos síntomas son en realidad una respuesta a las emociones no procesadas, a esas situaciones donde nos sentimos atrapados sin salida.

Entonces, ¿cómo podemos manejar el estrés? La clave está en tomar conciencia de nuestras emociones, identificando qué es lo que realmente nos está molestando. Preguntarte: «¿Qué me está generando este estrés?» es un buen comienzo. Luego, podemos trabajar en sanar esos conflictos internos. Aquí es donde entra la Biodescodificación, que nos invita a resignificar esos eventos estresantes y aprender de ellos, en vez de quedarnos atrapados en ese ciclo de angustia.

Un ejercicio sencillo que te propongo es trabajar con la técnica de Ho’oponopono. Este método hawaiano nos invita a repetir las frases: «Lo siento, perdón, te amo, gracias». Podés hacerlo en un momento de calma, simplemente respirando y enfocándote en la emoción que te genera el estrés. Imaginá que le hablás a esa emoción, la escuchás y le ofrecés esa liberación a través del perdón. Al hacerlo, no estás solo sanando tu vínculo con el estrés, sino con vos mismo.

Además, un ejercicio de mindfulness puede ser fantásticos para conectar con tu cuerpo y los espacios donde sentís esa tensión. Podés sentarte tranquilo, cerrar los ojos y, a través de tu respiración, ir sintiendo cada parte de tu cuerpo, hasta llegar al lugar donde sientes esa carga. Date un momento para hablarle a esa parte, para preguntarle qué necesita de vos, y simplemente escuchá. Este tipo de conexión ayuda a liberar tensión y promover un sentido de bienestar.

Recuerda, el estrés no solo es un enemigo, puede ser un mensajero que nos indica que hay algo que está pidiendo nuestra atención. Aprender a escuchar lo que nos dice, limpiarlo y soltarlo es un paso fundamental hacia un bienestar más pleno.

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