Las enfermedades de la piel son un tema que a muchos nos toca de cerca, ya sea porque lo hemos vivido en carne propia o porque conocemos a alguien que ha pasado por ello. Pero, ¿sabías que detrás de cada síntoma físico se oculta un mensaje emocional, una historia que merece ser escuchada?
Desde la perspectiva de la Nueva Medicina Germánica y la biodescodificación, entendemos que cada síntoma es como un programa de supervivencia. Hablamos de que el cuerpo, en su sabiduría, activa ciertos mecanismos para alertarnos sobre conflictos emocionales que aún no hemos resolvido. En el caso de las enfermedades de la piel, el sentido biológico puede relacionarse con la necesidad de protección. Esto suele manifestarse cuando sentimos que nuestra identidad o nuestro espacio están en peligro, ya sea por situaciones de rechazo, desvalorización o incluso cuando nos sentimos “expuestos” ante el mundo.
Emocionalmente, pueden estar conectados a temas de confianza y vulnerabilidad. Por ejemplo, si una persona siente que no puede mostrarse tal cual es, quizás a su piel le cueste mostrar esos aspectos. Esto puede dar lugar a problemas como dermatitis, psoriasis, o incluso alergias cutáneas. En estos casos, la piel habla de lo que nos cuesta expresar o liberar.
Un paso esencial es que podamos ir hacia adentro y descubrir qué hay en nuestra historia personal que resuena con estos síntomas. Muchas veces, esto puede conectarse con patrones heredados de nuestras familias o traumas emocionales no resueltos que nos hacen sentir que no tenemos el control sobre nuestras situaciones.
Entonces, ¿cómo podemos empezar a sanar? Primero, es importante observar tu relación con el síntoma. Pregúntate: ¿Qué emociones surgen cuando me miro al espejo? ¿Hay alguna situación reciente que me haya hecho sentir inseguro o expuesto? Tómate un momento para sentarte en un lugar tranquilo y escribir sobre estas emociones. Lo que pueda salir a la superficie puede darte pistas sobre el conflicto que hay detrás de tu síntoma.
Para facilitar la sanación, te propongo un ejercicio de PNL (Programación Neurolingüística) que te ayudará a conectar con la parte de ti que está experimentando el síntoma. Siéntate cómodo y cierra los ojos. Lleva tu atención a la zona de tu piel que presenta el síntoma. Imagina que puedes hablar con ella. Pregúntale qué quiere decirte, qué mensaje tiene para ti. A veces, solo con prestarle atención y nombrar nuestras emociones, comenzamos a liberar lo que estaba atascado.
Usa el Ho’oponopono como un mantra de limpieza en este proceso: «Lo siento. Perdón. Te amo. Gracias». Repítelo con sinceridad mientras visualizas lo que sientes acerca de tu piel. Este ejercicio puede liberarte de creencias limitantes y abrirte a nuevas posibilidades de sanación.
Recuerda, lo más importante es que cada síntoma tiene una razón y un propósito. Al adentrarte en tu historia, puedes entenderte mejor y elegir sanar no solo desde lo físico, sino desde lo emocional.
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