¿Te ha pasado de sentir un dolor de garganta que parece venir de la nada? Es un síntoma bastante común, pero ¿sabías que en el fondo tiene un mensaje para nosotros? En el espacio de Biodescodificación y desde la perspectiva de la Nueva Medicina Germánica, cada síntoma cuenta una historia, y el dolor de garganta no es la excepción.
Desde el punto de vista biológico, el dolor de garganta se puede relacionar con un conflicto de comunicación. Es decir, puede estar vinculado a situaciones en las que no te sentís cómodo al expresar lo que realmente pensás o sentís. Imaginá que estás en una charla importante o en una discusión y, aunque tenés ganas de hablar, algo te frena. Ese «algo» puede generar una tensión en la garganta, una respuesta biológica a la frustración de no poder expresar tus pensamientos y emociones.
La nueva medicina nos dice que este síntoma es como un grito silencioso de nuestro cuerpo pidiéndonos que prestemos atención a cómo nos comunicamos con el mundo y con nosotros mismos. Tal vez hay algo que te gustaría decir pero te sentís bloqueado o temés las consecuencias de haberlo dicho. El síntoma es una señal de que hay algo más profundo para explorar.
Ahora, hablemos de las motivaciones emocionales. Muchas veces, llevar una carga emocional, como el miedo a ser rechazado o a no ser escuchado, puede llevar al cuerpo a manifestar síntomas físicos. Puede ser que en tu vida haya situaciones que necesiten ser expresadas, y tu cuerpo está indicando que es hora de dejar de lado esos silencios.
Para tratar de mitigar este dolor de garganta y su mensaje, te propongo algunos ejercicios. Primero, es importante que empieces a prestar atención a tus palabras y pensamientos. Cuando te sientas cómodo, probá expresarte, incluso si es solo para vos mismo, en un espejo o escribiendo en un diario. Preguntate: “¿Qué me gustaría decir que no digo?” Aceptar ese diálogo interior te ayudará a soltar tensión.
Además, podés incorporar una práctica de mindfulness. Un ejercicio simple es sentarte en un lugar tranquilo, cerrar los ojos y concentrarte en tu respiración. Mientras inhalás y exhalás, visualize tu garganta, sintiendo el aire entrar y salir, y hablando internamente con ella. Repetí una frase de ho’oponopono como: “Lo siento, perdóname, te amo, gracias”. Esto ayuda a liberar la carga emocional que llevás y a reconectar con la parte tuya que necesita ser escuchada.
Es fundamental que entiendas que este proceso de sanación es personal y puede tomar tiempo, pero cada pequeño paso cuenta. Escuchar sus mensajes y darles espacio es el primer paso hacia el bienestar.
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